Jarman

 

Derek Jarman fue director de cine, jardinero, artista plástico, escenógrafo, actor, escritor y comprometido activista por los derechos de las diversidades sexuales. A mediados de los 80s contrajo VIH, pero ni la enfermedad ni las mezquindades de la época lo detuvieron. Fue una de las primeras figuras públicas del Reino Unido en hablar abiertamente de su enfermedad y señalar las groseras discriminaciones que se propagaban junto con la epidemia del SIDA. Para hacerle frente al deterioro de su salud y continuar con su actividad creativa, se mudó a una casa en un terreno inhóspito frente a una central nuclear. A pesar del suelo calcáreo y los vientos costeros, Jarman levantó un jardín alrededor de su cabaña. También filmó media docena de películas y escribió. Poco antes de morir, con la visión comprometida por su enfermedad, le dio cuerpo a Croma.

Croma es un ensayo inquieto y conmovedor sobre el color. Jarman sabe de colores, le interesa de dónde provienen, cuál fue el uso de los pigmentos a lo largo de la Historia, sus implicancias en el arte y en la cultura. Son imperdibles las citas que elige de distintos tratados sobre el color (Goethe, Wittgenstein, Da Vinci...), dan ganas de armar un manojo de lecturas sobre el tema, guiadxs por Derek. Pero su ilustración en relación con los colores sirve para zigzaguear un ensayo que a cada rato se vuelve más y más personal, porque Jarman quiere volver a definir los colores a través de recuerdos y asociaciones. Quiere volver a sentir el color, convocarlo a pesar de todo, como cuando hizo crecer lavandas, amapolas y dulcamaras en el suelo árido y hostil en el que decidió vivir, y transformar.

“El rojo es un momento en el tiempo. El azul es constante. El rojo se gasta rápido. Una explosión de intensidad. Se quema a sí mismo. Desaparece como las chispas encendidas que saltan hacia la densa oscuridad. Necesitamos algo de calor durante el largo y sombrío invierno en que el rojo no está. Damos la bienvenida al petirrojo y a los frutos rojos que sustentan la vida. Nos vestimos del rojo Coca-Cola de Papá Noel, el que da regalos. Nos sentamos alrededor de la mesa y cantamos ‘Rodolfo el reno de roja nariz’ y ‘El acebo y la hiedra’. ‘El acebo tiene un fruto, rojo sangre es’. Nuestros invernales rostros se tiñen de un rubor feliz. Preservamos el rojo como una llama”.

 

Para seguir con los colores, repusimos Los colores primarios y Los colores secundarios de Alexander Theroux, editados por La Bestia equilátera. Un viaje muy distinto al de Derek Jarman. Muy recomendable también. El color arma la trama y casi nada queda afuera: citas, implicancias religiosas y políticas, chismes y desplantes perdidos en la historia y la cultura… no cabe en un libro -ni en mil- todo lo que un color puede decir del mundo en el que vivimos.