El título del poemario de Ernesto Cardenal, definido en la solapa como el más importante poeta vivo de Hispanoamérica, alude a la feliz prolongación del examen que el poeta ha hecho al mundo desde las posibilidades expresivas de la voz, una voz que recoge anécdotas personales, que se vale del intertexto (hay un verso de Neruda que se entromete con insistencia: «Un enamorado mirando hacia aquí dirá / que tiritan azules los astros a lo lejos» (p. 13), y que entrevera con sabia dosis teoremas y aseveraciones de científicos con frases románticas que bordean lo cursi: tal es el caso de «y yo pude escoger no haberte conocido nunca / pero no lo haría» (p. 21). Otra de las estratagemas urdidas por Cardenal es la complicidad con el lector, esa invitación confidente y cordial que salva los valladares del anonimato: «La que más quisiste y no te quiso / quiera o no quiera estará unida a ti / donde todo está junto en un punto. / Lector/a, puedes dar estos versos / a quienquiera que sea que no te quiera» (p. 16). En estos versos puede observarse que el poeta no teme las repeticiones de cariz cacofónico: «quie-que-quequie», porque prioriza o prefiere la persistencia del sentido, y deja de costado el esmero formal, el puntilloso esmero formal, como ocurre, asimismo, en este otro verso, que no elude la rima consonante interna: «donde todo está junto en un punto».

Versos Del Pluriverso - Cardenal Ernesto

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El título del poemario de Ernesto Cardenal, definido en la solapa como el más importante poeta vivo de Hispanoamérica, alude a la feliz prolongación del examen que el poeta ha hecho al mundo desde las posibilidades expresivas de la voz, una voz que recoge anécdotas personales, que se vale del intertexto (hay un verso de Neruda que se entromete con insistencia: «Un enamorado mirando hacia aquí dirá / que tiritan azules los astros a lo lejos» (p. 13), y que entrevera con sabia dosis teoremas y aseveraciones de científicos con frases románticas que bordean lo cursi: tal es el caso de «y yo pude escoger no haberte conocido nunca / pero no lo haría» (p. 21). Otra de las estratagemas urdidas por Cardenal es la complicidad con el lector, esa invitación confidente y cordial que salva los valladares del anonimato: «La que más quisiste y no te quiso / quiera o no quiera estará unida a ti / donde todo está junto en un punto. / Lector/a, puedes dar estos versos / a quienquiera que sea que no te quiera» (p. 16). En estos versos puede observarse que el poeta no teme las repeticiones de cariz cacofónico: «quie-que-quequie», porque prioriza o prefiere la persistencia del sentido, y deja de costado el esmero formal, el puntilloso esmero formal, como ocurre, asimismo, en este otro verso, que no elude la rima consonante interna: «donde todo está junto en un punto».