«Viñas hizo pasar el marxismo por su propio cuerpo. Lo macero, en un modo particular de traducción. Lo hizo pasar por su lengua. La propia. Crespi rastrea ese procedimiento. Dice: hay que escapar a los "recortes teóricos" con que se presenta el ensayista y desplazarse hacia sus operaciones materiales. Viñas elige el paladeo y la deglución, su lector va por la vía del deslizamiento: glosa, describe los accidentes de la escritura. Sabe que es el modo de hallar al autor allí donde no fuga, en la materialidad de un lenguaje, en la precisión de un análisis, en el entusiasmo de la controversia. En la ficción crítica de Viñas busca máquinas. Dice Crespi: de lectura, de producción de sentidos. Otra hay, que permanece implícita: una máquina de guerra. Porque si en Literatura argentina y realidad política el lenguaje abunda en imágenes corporales, Crespi prefiere las bélicas y se propone mapeos, campos de fuerza, estrategias, guerras de posiciones. Ensayista gustoso de las polémicas, por medio de esta arqueología procura un linaje para su propia ficción crítica. No hay lectura inocente, privada de intensidad u olvidada de la apropiación, aunque las academias la sueñen. ¿Por qué seguimos leyendo a Viñas? Entre otras cosas, porque nos exiqe la
desilusión frente a la inocencia. Crespi, lector, asume la tarea críti- ca como desarme de toda ilusión».

Vinas Critico - Maximiliano Crespi

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«Viñas hizo pasar el marxismo por su propio cuerpo. Lo macero, en un modo particular de traducción. Lo hizo pasar por su lengua. La propia. Crespi rastrea ese procedimiento. Dice: hay que escapar a los "recortes teóricos" con que se presenta el ensayista y desplazarse hacia sus operaciones materiales. Viñas elige el paladeo y la deglución, su lector va por la vía del deslizamiento: glosa, describe los accidentes de la escritura. Sabe que es el modo de hallar al autor allí donde no fuga, en la materialidad de un lenguaje, en la precisión de un análisis, en el entusiasmo de la controversia. En la ficción crítica de Viñas busca máquinas. Dice Crespi: de lectura, de producción de sentidos. Otra hay, que permanece implícita: una máquina de guerra. Porque si en Literatura argentina y realidad política el lenguaje abunda en imágenes corporales, Crespi prefiere las bélicas y se propone mapeos, campos de fuerza, estrategias, guerras de posiciones. Ensayista gustoso de las polémicas, por medio de esta arqueología procura un linaje para su propia ficción crítica. No hay lectura inocente, privada de intensidad u olvidada de la apropiación, aunque las academias la sueñen. ¿Por qué seguimos leyendo a Viñas? Entre otras cosas, porque nos exiqe la
desilusión frente a la inocencia. Crespi, lector, asume la tarea críti- ca como desarme de toda ilusión».